O.V.N.I. (Ostras! vienen numerosos invasores) es una película colaborativa que narra la intervención de un alienígena en el pueblo gallego de Os Blancos en el marco de las residencias para artistas del Espacio Matrioska.
La idea de “ovni” o “alienígena” se suele asociar comúnmente con el “otro” invasor. Relacionado con la personificación del colonizador, identificamos a los aliens como seres humanoides de entendimiento mutuo nulo cuya intención siempre justifica nuestra necesidad de una defensa. Desde La guerra de los mundos de H G Wells, diferentes agentes de la cultura han producido representaciones de estos seres como antagonistas a la raza humana, como potenciales enemigos (aunque en algunos casos podemos encontrar extraterrestres amistosos como Alf o E.T). Hollywood se presenta aquí como principal promotor de esta idea de enemigo.
Pero, ¿qué implicaciones políticas conlleva crear un invasor invisible? Durante la carrera espacial se utilizó la idea de “invasor extraterrestre” para imbuir sutilmente la idea del comunismo como amenaza al status quo. En otros muchos casos, relacionándolo también con la idea de “la amenaza de la inmigración”. Igualmente podemos encontrar estas asociaciones con logias y sectas secretas que supuestamente tienen acceso a grandes fortunas y que controlan la humanidad. Una retórica basada en el miedo y las deseo de control del mundo material humano.
¿Cuál sería, entonces, otra tentativa de abordar la cuestión? Si el “otro” se entiende como conquistador, ¿como se puede revertir esta idea que provoca en nosotros rechazo y violencia basada en el miedo? ¿Es posible hablar del encuentro entre humanos y extraterrestres desde el entendimiento y los afectos?